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Los detractores del capitalismo nos
echan en cara que este sistema económico favorece a los estratos
socioeconómicos más altos y en particular a los empresarios. Asimismo lo consideran
el responsable de la actual crisis económica, por lo que debe regularse, sino sustituirse.
Pero no es cierto que el capitalismo desfavorezca a las clases populares o a
los consumidores. Tampoco es cierto que sea el responsable de la actual crisis europea,
como para justificar por lo menos su regulación. Veamos por qué estas
aseveraciones son falsas.
Mito 1: el capitalismo favorece a
los estratos socioeconómicos altos. Falso. Históricamente el desarrollo
industrial ha tenido un impacto marginal en el bienestar material de estos
estratos en comparación con el que ha tenido en las clases populares. Los
sistemas residenciales de agua y desagüe, por ejemplo, han generado mucho más
beneficio en estas clases que en aquella con la capacidad de contratar
empleados que los surta de agua potable y se encarguen del aseo doméstico. Lo
mismo podríamos decir de la radio y televisión, a través de las que las masas
lograron tener acceso a la información y al entretenimiento—un privilegio
inaccesible originalmente. Indudablemente la clase dirigente se ha beneficiado
del desarrollo de industrias. Sin embargo el desarrollo del capitalismo se
traduce fundamentalmente en el progreso material de las masas, quienes hoy
gozan de beneficios que anteriormente eran prerrogativa exclusiva de los ricos
y poderosos.
Mito 2: el capitalismo favorece a
los empresarios y no a los consumidores. Falso. Para intelectuales de la talla
de Shaw, Marx, Nehru y Dewey, el beneficio económico de las empresas es un
sobrecosto arbitrario y resultante de precios excesivos y propios de la codicia
de los capitalistas. La realidad, sin embargo, es otra. Las fortunas icónicas
del capitalismo fueron gestadas por gente que supo cómo reducir costos para
masificar sus productos mediante precios más bajos. Así lo hizo Ford (automóviles),
Rockefeller (petróleo), Carnegie (acero), Sears, Penny, Walton (ventas
minoristas) y Gates (software). Está demostrado que para tener rendimientos
sostenibles las empresas necesitan fundamentalmente que su dinero rote. Por
ejemplo, si un supermercado renueva su inventario bimensualmente y su utilidad es
de tan solo un céntimo por cada sol de ventas, este céntimo podría convertirse en
25 céntimos por sol en la medida en que este sol se reúse 25 veces en el año. Este
céntimo “adicional” no afecta al consumidor.
Mito 3: el capitalismo es el
responsable de la reciente crisis económica, por lo que por lo menos debe
regularse. Falso. El capitalismo no ha causado la actual crisis europea, como
tampoco fue responsable de las burbujas inmobiliaria y tecnológica recientes,
como tampoco fue responsable de la Gran Depresión. Estas crisis pueden explicarse
por un lado, por una regulación inadecuada, sino excesiva, y por una pésima
política pública en materia económica; y por otro lado, por nuestras decisiones
equivocadas e irresponsables pero consistentes con nuestras debilidades
individuales, como la deshonestidad, venalidad y conveniencia.
*/ Artículo publicado (versión editada) en el diario Expreso el 14/09/2012.