miércoles, 17 de marzo de 2010

EL COSTO EFECTIVO DEL MINUTO EN TELEFONIA MOVIL

     Actualmente las compañías que prestan el servicio de telefonía móvil en el Perú ofrecen un abanico de planes comerciales en sus modalidades de post-pago y pre-pago. En la modalidad de post-pago, todos los planes contemplan una bolsa de minutos de telefonía y dependiendo del plan, un número de mensajes de texto en el sentido amplio del término—i.e., Short Messaging System (SMS) y Media Messaging System (MMS)—así como el acceso a Internet, entre otras cosas. En la modalidad de pre-pago, los planes también contemplan una bolsa de minutos y pueden contemplar servicios adicionales. En ambas modalidades el número de minutos de telefonía y de mensajes de texto varían según el plan y la compañía. Pero en cualquier modalidad uno compra la cantidad de minutos de telefonía y el número de mensajes. En Post-pago uno los compra ex ante y los paga ex post y en pre-pago uno los compra y los paga ex ante. ¿Entonces por qué uno los pierde si nos los consume dentro del ciclo de facturación en el caso de la modalidad de post-pago? Asimismo ¿por qué uno pierde el saldo de minutos en la modalidad de pre-pago una vez la tarjeta telefónica caduca? Es precisamente porque uno pierde los minutos que no consume pero por los que ya pagó o se comprometió a pagar que el costo efectivo del minuto en telefonía móvil puede resultar mucho mayor.
     Para ilustrar este hecho consideremos como ejemplo un plan hipotético en la modalidad post-pago que contempla, entre otros atractivos, 100 minutos de telefonía a un costo por minuto de S/.0.12. Si uno consume los 100 minutos el costo efectivo del minuto es de S/.0.12. Pero si por cualquier razón uno consume 80 minutos y no los 100 minutos del plan, el costo efectivo por minuto consumido sería de S/.0.15 ó un 25% más alto. En realidad toda vez que el número de minutos consumidos en el ciclo de facturación sea inferior al número contemplado en la bolsa de minutos del plan, el costo por minuto será más alto. Entre menor sea el número de minutos consumidos mayor será el costo por minuto. Este incremento en el costo—no en la tarifa--obedece al hecho de que uno pierde los minutos que no consume en el ciclo de facturación pero que por contrato o compromiso va a pagar.
     En el orden actual, puntualmente, uno pierde los minutos que no consume pero por los que ya pagó o se ha comprometido a pagar, lo que hace que tengamos que pagar un costo más alto por minuto efectivamente consumido en telefonía móvil. Esto es real y me parece incorrecto. Afortunadamente este orden es perfectible. Los sistemas de facturación para la modalidad post-pago, por ejemplo, pueden reprogramarse con relativa facilidad para que permitan la acumulación cíclica de minutos—i.e., uno acumula los minutos no usados a lo largo de los ciclos de facturación. Así uno podría terminar el ciclo de facturación con un saldo de—digamos--20 minutos para empezar el siguiente con un haber de 20 minutos adicional a los minutos contratados o comprados.
     Es cierto que esta posible solución a su vez genere algunos temas afines de corte técnico, comercial y regulatorio. La vigencia de la acumulación de los minutos, por ejemplo, sería un tema por abordar. Otro tema sería el uso de los minutos acumulados como medio de pago del recibo telefónico. Un tercer tema y muy interesante sería la posibilidad de subastar o vender los minutos acumulados tal y como los viajeros frecuentes de las líneas aéreas hacen con sus millas. Pero al margen de ello lo importante con la posibilidad de acumular los minutos que uno ha comprado o se ha comprometido a comprar es que evitaría el encarecimiento de los minutos efectivamente consumidos.
     Por lo anteriormente expuesto considero prudente apelar a la sensibilidad de las asociaciones de usuarios y consumidores afines, a las comisiones relevantes del Parlamento y demás autoridades pertinentes para solicitar las medidas correctivas del caso.

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