viernes, 16 de abril de 2010

¿POR QUE NO SE DEBE PAGAR EL MONTO MINIMO EN LA TARJETA DE CREDITO?

     Cuando llega el estado de cuenta de la tarjeta de crédito al final de su ciclo de facturación—e.g., al final del mes—uno tiene tres opciones aceptables de pago: i) pagar el saldo de la deuda—i.e., lo que en inglés se conoce como el outstanding balance; ii) realizar un pago parcial de este saldo; y iii) hacer el pago mínimo sugerido por la tarjeta. Muchas veces por una u otra razón uno escoge la tercera opción. Optamos por pagar el mínimo cuando no tenemos más que dicho monto para cumplir con los términos y condiciones que impone para su uso como instrumento financiero para comprar bienes y servicios. Pero también uno opta por pagar el mínimo por el simple hecho de no querer pagar más. Preferir el pago mínimo por el simple hecho de no querer pagar más pudiendo hacerlo es económicamente imprudente. En realidad la tercera opción es simple y llanamente perjudicial para uno desde un punto de vista económico.
     Para ilustrar por qué no debemos contemplar el pago mínimo como opción de pago consideremos los siguientes ejemplos. Supongamos que poseemos un tarjeta de American Express en la que tenemos un crédito de US$1,800 a una tasa de interés anual nominal de 27.24%.* Esta tasa se traduce en una tasa de interés anual actual de 27.22% y una tasa periódica diaria de 0.075%. Para radicalizar el ejemplo supongamos adicionalmente que del crédito disponible hemos utilizado US$1,771.21. Según la forma en que las tarjetas de crédito calculan sus cobros periódicos**--i.e., en su ciclo de facturación--el pago mínimo que tendríamos que hacer en este caso sería de 57 dólares. Se puede demostrar que si optamos por no cargarle más a la tarjeta y pagar este monto mínimo y solamente los monto mínimos mensuales de ahora en adelante, nos tomaría aproximadamente 14 años pagar los US$1,771.21. Pero eso no es lo peor. A lo largo de estos catorce largos años habríamos pagado US$3,705 por concepto de interés. ¡Insólito!
     Que nos tome tantos años pagar dicho saldo y que nos toque pagar tanto dinero por concepto de interés se debe precisamente al método con el que las tarjetas de crédito calculan sus cobros ciclo por ciclo—en el que el interés compuesto genera un efecto perverso para quienes mantenemos saldos en ellas. Pero este efecto, siempre perverso, puede disiparse considerablemente en la medida en que apostemos por la segunda de las tres opciones mencionadas inicialmente. Por ejemplo, se puede demostrar que si optamos por pagar US$65—i.e., tan solo 8 dólares más—y no cargarle más a la tarjeta, nos tomaría solamente 3 años pagar los US$1,771.21 aproximadamente. ¡Solamente tres años! Y el monto por concepto de interés sería de US$2,326—un ahorro de US$1,379. Increíble pero cierto.
     Por lo tanto creo que sería de mucho valor que una organización como la que representa el Defensor del Cliente Financiero o la Superintendencia de Banca y Seguros o alguna otra afín, educase a la población--ésta cada vez más proclive a financiar sus compras y gastos con tarjetas de crédito pero sin necesariamente saber de sus costos—en el uso responsable de ese práctico medio de financiamiento. Después de todo el dinero más importante del mundo es el de uno.
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*/En estos términos un saldo promedio diario de (digamos) US$1,516.16 generaría un interés de US$35.06 mensual.
**/Ver mi post del 6 de febrero para una mayor referencia sobre el tema.

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