miércoles, 11 de agosto de 2010

¿CUAL FUE PRIMERO, EL HUEVO O LA GALLINA?

     Esta longeva interrogante ha inquietado al hombre desde mucho tiempo atrás. La solemos invocar cada vez que tenemos un dilema de causalidad entre dos variables. ¿Fue la gallina primero? ¿Fuel el huevo primero? ¿Quién causó a quién? La gallina y el huevo no pudieron suceder simultáneamente. Uno tuvo que suceder al otro y éste tuvo que anteceder a ese.
     En su sección Vida & Futuro, el diario El Comerció publicó este pasado 16 de julio un pequeño artículo sobre este curioso dilema en el que, según un estudio realizado por científicos de la Universidad de Sheffield y de la Universidad de Warwick, la gallina debió ser primero. El huevo, por tanto, debió suceder a la gallina; vino después.
     El estudio británico sustenta esta interesante conclusión al demostrar científicamente que la formación del huevo sólo es posible gracias a una proteína vinculada con su formación y que se encuentra en los ovarios de la gallina. Esta proteína se conoce como OC17. La ciencia ya tenía conocimiento de ella y de su estrecha relación con la formación del huevo. De lo que no tenía conocimiento hasta la publicación de este estudio es que dicha proteína adicionalmente regula todo el proceso formativo del huevo.
     Pero el valor agregado del estudio va más allá porque la conclusión a la que llega contradice la sospecha de muchos economistas en la medida en que revierte la relación de causalidad entre la gallina y el huevo formalizada por W. Thurman y M. Fisher (1988) *. Para Thurman y Fisher el huevo fue primero.
     Thurman y Fisher llegan a esta conclusión empleando datos** de la producción total de huevos (variable 1 denominada “eggs”) y pollos (variable 2 denominada “chickens”) de 1930 a 1983 en los Estados Unidos y un modelo econométrico afín para analizar la relación de causalidad entre las dos variables. Hacen un test de causalidad sencillo conceptualmente que consiste de dos partes. En la primera se desarrolla una regresión estadística multiple de eggs en eggs y chickens con rezagos de orden variable—i.e., hasta de cuarto orden—para inferir si la gallina causa el huevo. En la segunda parte se desarrolla una regresión simétrica para inferir si el huevo causó la gallina. Para determinar cuál de los dos fue primero, es necesario encontrar una causalidad unidireccional—i.e., rechazar la hipótesis de no-causalidad de una variable sobre la otra variable y paralelamente no poder rechazar la hipótesis alternativa de la no-causailidad de ésta variable sobre esa.
     Los resultados del test de causalidad les permitieron a Thurman y Fisher rechazar categóricamente la hipótesis de que el huevo no causa la gallina pero no les permitió rechazar la hipótesis de que la gallina no causa el huevo. Como quiera que estos resultados representen evidencia estadística para inferir que el huevo fue primero, se puso fin en ese entonces al famoso dilema—al menos entre los economistas.
     Sin embargo el descubrimiento de estos científicos británicos habría vuelto a revivir el tema después de una pausa de 22 años. Pero lo incómodo del descubrimiento es que pondría en agenda una vez más a la longeva interrogante al contradecir la conclusión obtenida años atrás con el rigor de las matemáticas, el análisis estadístico y la teoría económica. ¿Usted qué opina?
--------------------
*/W.N. Thurman y M.E. Fisher, “Chickens, Eggs, and Causality, or Which Came First?”, American Journal of Agricultural Economics, pp. 237-238, Mayo 1988.
**/ Series de tiempo de periodicidad anual.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario