jueves, 30 de setiembre de 2010

LA IMPORTANCIA DEL VOTO PITUFO EN LAS ELECCIONES MUNICIPALES DE LIMA METROPOLITANA EN 2010

     Parto de la premisa de que usted, estimado lector, considera a Lourdes Flores como el mejor candidato para asumir la alcaldía de Lima Metropolitana y votará por ella este 3 de octubre. Asumo además que usted reconoce que la victoria de Flores no está garantizada y la probabilidad del éxito se ha disminuido tal y como lo infieren los analistas de las últimas encuestas. También supongo que usted está preocupado porque todo el orden vigente estaría en jaque de no ganar Flores el sillón municipal por voluntad popular. Yo también estoy preocupado y por eso me pregunto qué se puede hacer para revertir esta tendencia desfavorable. O ¿qué se puede hacer para evitar que Susana Villarán gane estas elecciones?
     En realidad no hay mucho más que usted y yo podamos hacer para revertir la tendencia estadística. Tampoco habría mucho más que podamos usted y yo hacer para evitar que Villarán gane. Nosotros vamos a votar por Flores por todas las razones que ya conocemos y que por tanto no vienen al caso puntualizar. Nuestro voto está garantizado. Es incondicional. E inmune a las interpretaciones maliciosas sobre la trayectoria y comportamiento de Flores. Pero quienes sí pueden hacer mucho por Flores en estas elecciones son los candidatos “pitufos” si optasen por declinar sus aspiraciones inmediatas con el fin de endosar el voto de sus simpatizantes. Para mí este noble gesto es estratégico y de mutuo beneficio—i.e, a win-win situation.
     A lo largo de la campaña los candidatos pitufos no han acaparado más allá del 8% ó 10% de los votos individualmente. La distancia entre cada uno de ellos y las dos candidatas líderes ha sido considerable en todo el trayecto electoral según las encuestas. Por tanto ninguno de ellos tiene opción desde un punto de vista estadístico. Ninguno de ellos suma individualmente. Pero colectivamente sí. Y esta es la suma que puede marcar la diferencia entre ganar o perder para Flores. La diferencia entre Flores y su rival de izquierda va más allá del error estadístico. Flores necesita la ayuda del voto oculto pero también la del voto perdido. El voto perdido es fundamental.
     Esa misma suma que puede marcar la diferencia entre ganar o perder para Flores, puede también marcar la diferencia para estos candidatos entre permanecer o no vigentes como alternativas serias en un proceso electoral futuro. Porque una cosa es perder o—peor--volver a perder y otra cosa es haberse retirado por causas nobles antes de las elecciones. Como candidatos pitufos en esta justa municipal estos señores no tienen nada más que hacer. La suerte está echada. Pero como líderes políticos tienen la responsabilidad de tomar una gran decisión, que (repito) sólo les daría vigencia en el tiempo.
     Lamentablemente estamos ad portas de las elecciones y no hemos visto a ninguno de ellos pronunciarse al respecto. Es más, ante la indebida divulgación del (ahora) tristemente célebre diálogo telefónico entre Flores y Xavier Barrón, estos señores exhortaron a los simpatizantes de Flores a romper filas y optar por ellos como alternativa (!). Ello y haberla dado por terminada a Flores fue carente de respaldo estratégico toda vez que repercutió favorablemente hacia Villarán. Fue una imprudencia y totalmente contraproducente. En dicho momento los candidatos pitufos debieron apoyar a Flores en vez de tratar de hacer leña del árbol caído. Ello fue un primer error para resolver favorablemente la disputa entre las dos candidatas. Un segundo error será mantener su posición actual porque así como suman colectivamente estos señores también restan.

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