domingo, 25 de marzo de 2012

CAPITALISMO Y LIBERTAD*

     Cómo se puede beneficiar la sociedad del Estado sin que éste atente contra la libertad individual es uno de los temas de mayor sensibilidad social para quienes creemos en la economía de mercado y en la libertad como principio rector de vida. Coincido con Milton Friedman (1912-2006) en que la respuesta a esta vieja interrogante consiste en identificar claramente el papel del Estado en una economía de mercado en la que prime el capitalismo competitivo como mecanismo natural de la libertad económica y como una condición necesaria para la libertad política. Y es que limitar la gestión pública al papel del Estado establecido en estos términos es medular si se quiere beneficiar a la sociedad del Estado sin que éste agreda a la libertad individual. Un Estado confundido en sus funciones se vuelve prepotente y frustra, consecuentemente, los frutos de la relación entre el capitalismo competitivo y estas libertades. 

     Un Estado prepotente es un Estado torpe, desmedido y caro. En una economía de mercado las recesiones son breves interrupciones al crecimiento de largo plazo. En ella este crecimiento es una constante. En cambio en una economía carente de libertades, el crecimiento es de corto plazo y por ende insostenible. Un Estado prepotente atenta contra la libertad de elegir de los individuos y agobia al sector empresarial privado. El problema con esto es que es de la actividad económica de dicho sector de la que emana una clase media pudiente que sostiene todo crecimiento. En la medida en que se restrinja la libertad económica se restringe el emprendimiento y se disfraza a la pobreza resultante con homogeneidad social.
     Se ha dicho mucho sobre la perversidad del intervencionismo estatal en la economía so pretexto de cautelar los intereses de la nación. Sin embargo en el Perú la mayoría de mis connacionales ha manifestado en este proceso electoral su preferencia por un Estado más grande. Ello en detrimento de la libertad económica—esa misma con la que las economías más avanzadas y post-emergentes del mundo han convertido el crecimiento en desarrollo sostenible.
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*/Publicado en Punto de Vista, Sección de Economía y Negocios, El Comercio, 22 de junio de 2011.

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