miércoles, 9 de mayo de 2012

LA ECONOMIA*

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Para muchos la economía es un sistema para intercambiar bienes y servicios entre seres humanos. Este concepto de la economía es correcto pero incompleto. Que este intercambio sea entre seres humanos hace de la economía un medio organizado socialmente. Pero lo mismo podríamos decir del Paraíso Terrenal. Sin embargo éste no podría considerarse una economía porque en él, por definición, habría habido abundancia de recursos. La abundancia hace de la necesidad de economizar un despropósito. En la medida en que no exista escasez de recursos toda organización social para producir, distribuir y consumir bienes y servicios no es económica. La escasez es, por tanto, una condición ineludible para definir el concepto en ciernes.


Por escasez entendemos la diferencia entre lo que queremos y lo que realmente existe. Esta diferencia no guarda relación necesaria con el dinero porque es la realidad la que restringe y no el presupuesto. La escasez existe porque lo que queremos suma más que lo que efectivamente hay. Simplemente no hay suficiente. Ello ha sido así a lo largo de la historia económica de los pueblos. Independientemente de cómo estemos o hayamos estado organizados económicamente—es decir, no importa si somos o fuimos una sociedad capitalista o socialista o feudal u otra--no hay ni nunca hubo suficiente para satisfacer plenamente nuestras necesidades y deseos.

En una economía la escasez nos obliga a asignar los recursos disponibles entre alternativas que por ende son mutuamente excluyentes. Ello significa que en la medida en que estemos organizados económicamente, siempre habrá que elegir. Pero elegir no es inconsecuente. Nos afecta materialmente a tal punto que las elecciones que hacemos sobre cómo usar nuestros recursos tienden a ser más importantes que los recursos en sí; de lo contrario no existirían países con altos estándares de vida pero con pocos recursos naturales—e.g., Suiza--y países con abundantes recursos naturales pero con bajos estándares de vida—e.g., Rusia. Esta dicotomía revela la importancia de nuestras decisiones, como también la importancia de la madurez de nuestras instituciones para llevar a cabo estas decisiones. La productividad de una economía depende de ello. El sistema económico y el sistema legal que lo norma, así como el sistema político que lo controla, por ejemplo, afectan la capacidad de toda economía de hacer más con menos. El progreso económico de una sociedad no está en términos de su stock de recursos naturales, sino de su producción de bienes y servicios.

En términos de lo anterior podemos definir la economía como un orden social en el que no existe abundancia de recursos para producir, distribuir y consumir eficaz y razonablemente bienes y servicios que tienen por objeto satisfacer las necesidades y los deseos ilimitados de los seres humanos.

*/Publicado en Expreso el 27 de abril de 2012.

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