viernes, 24 de agosto de 2012

FORTALEZCAMOS A NUESTRAS FUERZAS ARMADAS Y POLICIALES*




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En su obra maestra, Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones (1776), Adam Smith identificó las funciones del Estado en el proceso de la creación y la acumulación de la riqueza mediante la libre competencia. Una de estas funciones consiste en defender la soberanía nacional. Otra consiste en velar por la integridad de la sociedad. La primera función se refiere a la defensa de nuestras fronteras de cualquier amenaza extranjera. La segunda se refiere, en parte, a la defensa de la sociedad de cualquier forma de agresión entre connacionales. Smith escribió hace más de dos siglos pero sus ideas en cuanto al papel del Estado siguen vigentes. Y es que, si existe una función del Estado con la que casi todos estamos de acuerdo, es nuestra protección de cualquier agresión de parte de otro individuo o individuos.



Ante el clima de tensión que vivimos actualmente en el Perú, uno no puede dejar de preguntarse si nuestro gobierno cumple estas funciones debidamente. Después de todo, tenemos decenas y decenas de conflictos sociales, organizados, en parte, por los movimientos anti-mineros y por aquellos que apostaron fútilmente por la ortodoxia nacionalista. Asimismo tenemos un narcoterrorismo in crescendo y bien posicionado en los valles de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro, que con descaro y sin reparo asesina a diestra y siniestra. Y si ello fuera poco, no podemos dejar de reconocer el efecto que tiene en este clima de tensión el diferendo marítimo con Chile y el próximo fallo de La Haya. La inseguridad interna y el desasosiego son, pues, cada vez mayores. Claramente, el gobierno no cumple debidamente con su función básica de proteger a sus ciudadanos de cualquier agresión.

Hay mucho que debería hacerse en este sentido. Nuestras Fuerzas Armadas y Policía Nacional, por ejemplo, necesitan dotarse económica, técnica e institucionalmente. Además de una remuneración digna, nuestros héroes necesitan de infraestructura, equipos, medios y materiales modernos, así como de una formación profesional. Las demandas de parte de nuestras instituciones militares y policiales no pueden ni deberían esperar más. Nuestros valerosos soldados y policías están dispuestos a defender con sus vidas nuestras fronteras y nuestras libertades, sin pedir mucho más a cambio que el que se les permita asumir estos desafíos y enfrentar la adversidad en igualdad de condiciones. Por ello me uno a todos aquellos que exhortan al gobierno a tomar las decisiones ejecutivas y disponer de los recursos necesarios para viabilizar a las Fuerzas Armadas y Policía Nacional de forma que el Estado cumpla con sus funciones de proteger la soberanía nacional y de velar por la integridad de nuestra sociedad.
*/ Artículo publicado en el diario Expreso el 24/08/2012.

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