viernes, 31 de agosto de 2012

CRECIMIENTO ECONOMICO*


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 En los últimos veinte años, el Perú ha más que duplicado el tamaño de su economía. Salvo por dos años en la década antepasada, no ha habido año en que no hayamos crecido. El crecimiento económico del Perú ha sido, pues, considerable. Pero ¿cuánto entendemos de este concepto? Hago esta pregunta porque frecuentemente confundimos este concepto con el concepto de desarrollo económico en el afán de entender la relación entre el crecimiento y el bienestar material de nuestra sociedad.
El crecimiento económico en términos reales puede definirse como el incremento en la producción física de bienes servicios para usuarios finales en un periodo de tiempo—generalmente un año. La tasa anual de crecimiento real es, por tanto, el cambio porcentual en el PBI real en un año: un número que mide la variación en la actividad económica libre del efecto distorsionante de la inflación.
 
Existen tantas fórmulas de crecimiento, como economistas, pero en cuanto a sus fuentes, la mayoría coincidimos en que el PBI real depende de la fuerza laboral, el capital acumulado y de la tecnología. Una economía puede crecer cuando crece su fuerza laboral y su stock de capital—el acervo de inmuebles, equipos y demás activos físicos empleados en la transformación de insumo en producto. También puede crecer mejorando su tecnología a través de la que se incrementa la productividad de los factores de producción. Sin duda el crecimiento de la economía peruana en estos veinte años puede explicarse con estas fuentes.

Pero este crecimiento no ha sido inclusivo y muchos lo critican por ello. El crecimiento económico no tiene cómo ser inclusivo, toda vez que sus beneficios pertenecen mayormente a quienes lo generan. En contraste con el desarrollo económico—un concepto inclusivo por definición--todo crecimiento real genera ganadores y perdedores. Los ganadores son quienes lo generan o se benefician de él y lógicamente están mejor como resultado de un mayor ingreso. Los perdedores son aquellos que sienten que su calidad de vida está igual o ha desmejorado debido a dicho crecimiento. Colectivamente, sin embargo, siempre estaremos mejor en la medida en que económicamente prime el beneficio neto.
De lo anterior nos deberían quedar claro dos cosas. En primer lugar, que el beneficio neto del crecimiento puede y tiende a exagerarse. Si fuera posible sumar los beneficios y los costos de todo crecimiento, podríamos determinar su efecto neto en el bienestar material de la sociedad. Lamentablemente, no es fácil hacerlo porque, mientras que los beneficios, que consisten de un mayor ingreso y un mayor consumo, son fáciles de medir, los costos no lo son porque involucran el deterioro o falta de mejoría en la calidad de vida, para lo que no existe una medida universal. En segundo término, nos debe quedar claro que el crecimiento económico es una condición necesaria pero no suficiente para el desarrollo.
 
*/Artículo publicado (versión editada) en el diaro Expreso el 31/08/2012.

1 comentario:

  1. Andrés:

    Como siempre bueno, claro y didáctico.

    El problema que tenemos es este Gobierno bacinica (todos se cagan en él y no reacciona ni impone la ley y el Estado de Derecho) y además timorato para corregir sus metidas de pata dogmáticas, que colisionan con la realidad.

    Patético ejemplo es el papelón hecho en la CIDH, en la que vimos a Vidaurre contra Vidaurre. Sólo a un oligofrénico dogmático y lego en derecho como el abogaducho Jiménez, primero en su papelón de Ministro de Justicia al interponer un habeas corpus contra la Sala de la Suprema de Villa Stein (este cacaseno debe haber sacado su título de abogado en una Tinka y se graduó de bachiller con cursos por correspondencia en la U. Alas Peruanas), porque cualquier persona con dos dedos de frente sabe que la acción de habeas corpus sólo puede ser interpuesta por ciudadanos contra los abusos del Estado, pero no entre poderes del Estado; y ahora como Premier cotorra, solo sabe dialogar, dialogar y dialogar, pero se orina de miedo de aplicar la ley y poner orden. Lamentablemente las cagadas estatales se demoran años en gestarse y dar frutos podridos las imbecilidades que sembraron.

    Un abrazo,

    R.

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