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En la edición anterior de esta columna
definimos el PBI como el valor de mercado de todos los bienes y servicios
finales que se producen en el país durante un año. En ese momento consideramos esta
definición como imprecisa porque más que una medida del valor de mercado de toda la actividad económica, el PBI es
una medida del valor que esta
actividad tiene para los usuarios finales de bienes y servicios. Pero la imprecisión
de esta definición va más allá porque el PBI en realidad no contempla toda la
actividad económica en el país: excluye parte de ella y parte de lo que sí
incluye lo incluye inadecuadamente.
El PBI registra la actividad económica
formal en la medida en que existan precios para representar el valor de mercado
de los bienes y servicios. Pero una parte de esta actividad se lleva a cabo sin
costo alguno para el usuario final. La labor de orientación y demás actividades
sociales de muchas organizaciones adscritas a la Iglesia, por ejemplo,
constituyen servicios por los que no se cobra cargo alguno. Lo mismo podría
decirse de un gran número de servicios y bienes que el Estado ofrece gratuitamente a la ciudadanía. Toda esta
actividad es formal pero sin precios ¿cómo la registramos en el PBI? A costo.
Para incluir en el PBI el valor de todos estos bienes y servicios, éste se
determinará en función de los costos en los que incurrieron los oferentes para
crearlos. Porque los costos no son precios de mercado, su uso subestima el
valor del PBI.
Otra razón por la que el PBI subestima
el valor real de la actividad económica en el país es porque una parte importante
de ésta es informal o subterránea. La informalidad se genera cuando la
actividad económica se realiza sin dejar huella. La informalidad existe en la
actividad económica legal y en la ilegal. Los vendedores ambulantes, por
ejemplo, realizan una actividad económica legal pero informal si no emiten
registro alguno del intercambio de sus bienes y servicios por dinero. Quienes
intercambian bienes y servicios a través del trueque también realizan una
actividad económica legal pero igualmente informal. En cambio, los
narcotraficantes, proxenetas y ladrones realizan una actividad económica ilegal
y, lógicamente, subterránea. Afortunadamente toda actividad informal e ilegal
se excluye del PBI por definición. El problema lo tenemos cuando parte de la
actividad informal es legal. Esta actividad sí debe incluirse en el PBI porque
agrega valor. ¿Pero cómo? Hay que estimarla y ello genera mucha controversia.
Estas son algunas razones por las que
el PBI puede y tiende a ser un indicador incompleto de la actividad económica
de un país. De lo anterior también vemos que su capacidad informativa mejoraría
en la medida en que haya un mayor número de transacciones de mercado, se use el
papel moneda como dinero y haya menos informalidad en el intercambio de bienes
y servicios. El PBI es imperfecto pero mientras no exista otro indicador así de
amplio, inclusivo e integral, continuará como el máximo referente de la
actividad económica.
*/Artículo publicado en el diario Expreso el 27/07/2012.
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